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BUSCANDO TRABAJO COMO PASTOR



Clany - Concilio Latinoamericano Internacional 
"BUSCANDO TRABAJO COMO PASTOR"

Cierta iglesia tenía necesidad de un pastor. Uno de los ancianos estaba interesado en saber qué clase de pastor la iglesia quería. Para conocer esto escribió una carta como si ésta se hubiera recibido de un ministro aplicando por el trabajo, la leyó al comité que estaba seleccionando al nuevo pastor.

Señores: Entiendo que ustedes necesitan un nuevo pastor y me gustaría aplicar para esta posición. Tengo muchas cualidades que yo pienso, ustedes podrían apreciar. He sido bendecido para predicar con poder y he tenido bastante éxito como escritor. Algunos dicen que soy un buen organizador, he sido un líder en la mayoría de los lugares donde he ido.

Algunos sin embargo, tienen algunas cosas en contra mía. la cuales enumero honestamente: 
1. Tengo más de 50 años.
2. Nunca he predicado en el mismo lugar más de 3 años seguidos
3. En algunos lugares he dejado la ciudad después que mi trabajo causó motines y disturbios.
4. Tengo que admitir que he estado preso tres o cuatro veces, pero no porque hice algo malo.
5. Mi salud no es muy buena, pero todavía hago bastante.
6. A veces he tenido que trabajar en mi oficio para ayudarme con mis gastos.
7. las iglesias en las cuales he predicado son pequeñas, aunque localizada en varias ciudades grandes.
8. Yo no he podido amistarme con los líderes religiosos en las diferentes ciudades donde he predicado, y tengo la seguridad que ellos no me recomendarán. En efecto, algunos de ellos me han amenazado de llevarme a corte y aún me atacaron físicamente.
9. No soy muy bueno en guardar récords, soy conocido por olvidar aún aquel que he bautizado. Sin embargo, si ustedes pueden usarme, haré lo mejor que pueda por la iglesia, aún si tuviera que trabajar para ayudar con mi sostenimiento.
Firmado....

El anciano leyó la carta al comité y preguntó si estaban interesados en este pastor. Ellos contestaron que él nunca serviría para trabajar en su iglesia. No tenían interés en alguien con poca salud, que buscaba problemas, contencioso, ex-prisionero; tomaron como un insulto el que esta aplicación hubiera sido presentada.
Finalmente uno de ellos preguntó al anciano cómo se llamaba ese pastor y él contestó:


"Su nombre es el Apóstol San Pablo."

La voz de Jesús

 
Oye ahora la voz del Señor… y te irá bien y vivirás.
Jeremías 38:20
Mis ovejas oyen mi voz… y yo les doy vida eterna.
Juan 10:27-28
 Si estamos en medio de una multitud, en la sala de espera de una estación de tren a una hora punta, con los oídos saturados por los ruidos y mil voces diferentes, sabemos cuán difícil es distinguir una voz entre las otras. Pero cada timbre de voz es único, al igual que las huellas dactilares o el ADN, que son verdaderas firmas de la persona. Eso es lo que nos permite reconocer la voz de quienes conocemos o amamos: cónyuge, hijos, padres, amigos…
Y la voz de Jesús, ¿no es una voz clara y reconocible entre el resto de voces? Es la voz que tranquiliza al que tiene temor o dudas, que anima y consuela en medio de la prueba y el dolor. La voz que Elías escuchó en el silencio del monte Horeb fue una voz apacible y delicada (1 Reyes 19:12).
Esa es la voz que escuchamos cuando hacemos callar el resto de las voces, es decir, cuando la escuchamos realmente. Esa también fue la voz que los discípulos reconocieron en medio de la tempestad, cuando Jesús les dijo: “¡Tened ánimo; yo soy, no temáis!” (Marcos 6:50). Esa es la voz del Pastor que guía a sus ovejas, las protege y también las reprende.
Hoy en día, para oírla, nos basta leer la Biblia, la Palabra de Dios. “Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones” (Hebreos 3:7).
“El Señor dijo a Pablo en visión de noche: No temas, sino habla, y no calles; porque yo estoy contigo, y ninguno pondrá sobre ti la mano para hacerte mal” (Hechos 18:9-10).

Vivir a corto plazo


En aquel tiempo estabais sin Cristo… sin esperanza y sin Dios en el mundo. Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo.
Efesios 2:12-13
Muchas personas están inquietas respecto a la muerte y tratan, por todos los medios, de no pensar en ella. Disfrutan la vida esperando que será larga y feliz. En contraste con el animal, que no se hace preguntas sobre su condición mortal, el hombre posee la facultad de reflexionar, lo cual lo conduce a una verdad innegable: «un día me voy a morir».
Ante este hecho inevitable hay dos actitudes posibles. La primera es ignorar la muerte, la segunda es considerarla con realismo y prepararse para ella. Pero, ¿cómo? Es necesario escuchar a la única Persona que sabe lo que hay después de ella. Dios dice: “Está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio” (Hebreos 9:27).
La Biblia, la Palabra de Dios, declara que existen dos resurrecciones: una resurrección de vida y una resurrección de condenación (Juan 5:29). La muerte sólo es el fin de la existencia terrenal. Dios quiere dar una vida eterna, y “esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida” (1 Juan 5:11-12). Para el creyente, la muerte es tan sólo un pasaje para entrar plenamente en la presencia de Dios.
Pero el que decide vivir «a corto plazo» tiene ante sí la terrible espera de un juicio eterno (Hebreos 10:26-27). La diferencia entre el futuro del creyente y el del incrédulo es capital. ¿Cuál es su esperanza?

Una cosa te falta


Afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero sólo una cosa es necesaria.
Aún te falta una cosa.
Lucas 10:41-42; 18:22

A veces nos sorprendemos al ver que alguien que tenía «todo para ser feliz» termine suicidándose. La Biblia emplea una expresión opuesta: “sólo una cosa” cuenta realmente para ser feliz.
El evangelio de Lucas nos habla de un joven rico que buscaba ardientemente la paz interior (Lucas 18:18). Jesús le dijo: “Aún te falta una cosa”, es decir, ser capaz de compartir sus riquezas con los pobres. Su dinero invadía su vida y le causaba muchas preocupaciones. Estar demasiado atados a nuestros bienes materiales hace que seamos infelices y dejemos a Dios en un segundo plano.
El mismo evangelio nos presenta a Marta trabajando sin cesar, preocupada en servir bien a sus invitados. El Señor Jesús le dijo: “Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero sólo una cosa es necesaria” (10:41-42). María, su hermana, había comprendido la única cosa importante en esta situación: detenerse para escuchar a Jesús, buscar su compañía y aprovechar su presencia. En esos momentos es cuando retomamos la fuerza interior para cumplir seriamente con las obligaciones del trabajo, con interés y gozo, sin desmayar.
Para el apóstol Pablo, “sólo una cosa” contaba: desplegar todos sus esfuerzos para conocer y servir mejor a su Maestro. Él es el único capaz de satisfacer nuestras aspiraciones más secretas y profundas (Filipenses 3:14). Si éste también es el objetivo de nuestra vida, tendremos la «única cosa» necesaria.

PALABRAS SENCILLAS PARA TI HOMBRE




HOMBRE:
A pesar de que muchos te ven fuerte, tienes corazón y posees sensibilidad. Sé que a veces la vida es fuerte y que como cabeza del hogar, llevas sobre tus hombres una gran responsabilidad.
Pero quiero decirte en el día de hoy, que Dios tiene el control de tu vida. Que él te dará la capacidad, la sabiduría y te proveerá las herramientas para que tú puedas enfrentar todo lo que venga y salir victorioso.
Tú eres muy especial, a Dios le plació hacerte fuerte y trabajador. Y aún cuando tu familia no te ha visto llorar cuando frustrado te preocupas y preguntas si lo lograrás; JEHOVÁ TE MIRA Y TE CONSUELA.
Son muchas las presiones y a veces quisieras explotar. Más levanta tu mirada al cielo y encontrarás ayuda, pues la mano amiga de Jesucristo nunca se apartará, mucho menos te fallará.
Respira tranquilamente, disfruta las cosas bellas de la vida. Sé siempre el caballero que eres y recuerda que independientemente de cómo te veas, eres un príncipe y tu linaje viene de Cristo.
En él está tu identidad, de él proviene la sabiduría. Piensa primero, antes de actuar. Busca siempre de la presencia de Dios, de su voluntad y dirección.

¡ANIMO, SIGUE ESFORZÁNDOTE Y SIENDO VALIENTE!


Destello de su Gloria

Depende de ti



Unos obreros estaban picando piedras frente a un enorme edificio en construcción.
Se acercó un visitante a uno de los obreros y le preguntó: -¿Qué están haciendo ustedes aquí?
El obrero lo miró con dureza y le respondió: -¿Acaso usted está ciego para no ver lo que hacemos? Aquí, picando piedras como esclavos por un sueldo miserable y sin el menor reconocimiento.
Fíjese, allí en aquel cartel están los nombres de los ingenieros y los arquitectos, pero no ponen los nuestros que somos los que trabajamos duro y nos dejamos parte de nuestra vida en la obra.
El visitante se acercó entonces a otro de los obreros y le hizo la misma pregunta.
-Aquí, como usted puede ver, picando piedras para levantar este enorme edificio. La tarea es dura y está mal paga, pero los tiempos son difíciles, no hay mucho trabajo y algo hay que hacer para llevar la comida a la familia.
El hombre se acercó a un tercer obrero y una vez más le preguntó lo que estaba haciendo. El hombre le contestó con gran entusiasmo: -Estamos levantando un Hospital, el más grande del país. Las generaciones futuras lo admirarán y escucharán el entrar y salir constante de las ambulancias, anunciando el auxilio que siempre estarán dispuestos a ofrecer a la comunidad. Yo no lo veré terminado, pero quiero ser parte de esta extraordinaria obra.
El mismo trabajo, el mismo sueldo, la misma falta de reconocimiento; una misma realidad, pero tres maneras distintas de vivirla: como esclavitud; como resignación; ...como pasión, aventura y desafío.
Piensa que el mundo es imperfecto y lo seguirá siendo. Quizás los hombres no te reconozcan, no te valoren y no te paguen lo que mereces, pero es decisión tuya vivir como un resentido.
He conocido muchas personas que piensan y se sienten como el primer obrero, sin darse cuenta de que a su alrededor hay muchos que están sufriendo porque no consiguen trabajo y no tienen medios para atender a su familia.
Un trabajo siempre y especialmente en estos tiempos, es una bendición de Dios.
“Solo depende de ti, despreciar o disfrutar de esa bendición” 

Reflexiones para el Alma

Necesito escuchar Tu voz




Cierto hombre susurró, Dios, háblame...
Y el árbol cantó.
Pero el hombre no oía.
Habló más fuerte, ¡Dios, háblame! y un rayo cruzó el cielo…
Pero el hombre no escucho.

Miró a su alrededor y dijo: ¡Dios, permite que te vea!
Y una estrella se iluminó con gran resplandor… Pero el hombre no la vio.
Entonces gritó: ¡Dios, muéstrame un milagro!
Y en ese momento nació un niño… Pero el hombre no se dio cuenta.
Luego pidió a gritos, con desesperación: ¡Dios haz algo, hazme saber que estás aquí!
En ese instante, Dios hizo que una mariposa se posase sobre su hombro...
Pero el hombre la espantó y continuó su camino…
“No te pierdas la bendición de observar las pequeñas cosas que ocurren a tu alrededor. Si te detienes podrás observar a Dios mostrándose en tu vida”

Reflexiones para el Alma
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